El pasado fin de año tuve la fortuna de viajar a Santa Marta (Colombia) y asistir en compañía de unas 35 personas a una Inmersión en el Infinito, que es bien diferente a lo que se hace tradicionalmente en ese querido lugar y que consiste en comerse un afrodisiaco cóctel de camarones para, después, meterse dentro de un traje de baño, ponerse aceite en todo el cuerpo para cocinarse un buen rato al sol y cuando ya se está a punto -como mojarra a la plancha que se respete- sumergirse por unos minutos en ese profundo e inmenso mar azul.
La Inmersión en el Infinito se llevó a cabo en un lugar muy cerca de Minca, un pueblito enclavado a los pies de la majestuosa Sierra Nevada y a donde llegamos después de ascender durante varios minutos por una carretera estrecha pero adornada con un paisaje inmejorable. Allí, en medio de un bosque de árboles milenarios y sobre una tierra fertilizada por un río de aguas cristalinas, nos reunimos a aprender y a disfrutar con la Inmersión, mientras que Crótatas corría y jugaba con las ardillas, los gnomos, los silfos, las salamandras y las ondinas.
Fueron cerca de tres días los que pasamos en "La Casona" y el primer rayo de luz del 2006 nos sorprendió recreándonos en una nueva consciencia, la del Infinito, la de que todo es posible ya, aquí y ahora. Atrás, con el año que se fue, quedaron las viejas creencias, los decretos negativos, el paradigma del sufrimiento como condición esencial para lograr la vida eterna; enterrados para siempre quedaron el uso de la palabra "No", que se reemplazó por el "Sí", el uso de "después y mañana" que se convirtió en "Ya" y la incertidumbre del mando, de la dirección, de la responsabilidad, que muchas veces eludimos con palabras como "uno", "nosotros", "la junta", "el consejo", se transformó en seguridad y decisión al reemplazarlas por "Yo".
Muchas más cosas pasan en una Inmersión y son de tal alcance que quien sale de allí lo hace con la certeza de que el cambio es posible "Ya", tanto en lo personal como en el universo entero porque es un mensaje de claridad infinita, de sencillez infinita y de alcance infinito que abre las puertas de par en par para soñar, para crear, para experimentar, para re-crear la vida y vivirla exactamente como queramos, ya, aquí y ahora. Una Inmersión es también un paso gigantesco hacia la libertad, por eso vemos que los Maestros del Infinito, estén donde estén, piensan, crean y hacen todo fácilmente. Son personas que comprenden, como decía Pedro Pablo Gaviota a sus alumnos, que "una gaviota es una idea ilimitada de libertad, una imagen de la Gran Gaviota y todo vuestro cuerpo, de extremo a extremo del ala, no es más que vuestro propio pensamiento".
Todo es infinitamente posible y los caminos para lograrlo también son infinitos. El mensaje siempre ha estado presente: "Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre". Estos Maestros piden y reciben ya, buscan y hallan ya, llaman y se les abre ya. Usted, estimado lector, ¿qué imagen del Padre tiene? ¿Acaso es amor infinito?
Jairo Alfonso Martínez Gómez
Periódico El Compás
http://www.periodicoelcompas.info/
Artículo aportado por Articulo.org.
Acerca del autor:

No hay comentarios:
Publicar un comentario